GEOGRAFÍA E HISTORIA
  La Revolución Francesa(1789-1799)
 

 

LA REVOLUCIÓN FRANCESA

 

1. CAUSAS DE LA REVOLUCIÓN

Han sido muchos los intentos de los historiadores por explicar las causas de la revolución basándose exclusivamente en un solo factor, la realidad es bien distinta y realmente es un complejo entramado de causas las que determinan el estallido revolucionario de 1789. Veamos las más importantes.

Causas ideológicas: la influencia de la Ilustración.

Las ideas de los ilustrados del XVIII serán las que den soporte y justificación intelectual a los revolucionarios franceses, esto se puede ver en las peticiones, notas, exigencias y quejas de estos revolucionarios, se puede decir que sin estas ideas el movimiento revolucionario habría carecido de base ideológica. Las ideas de los ilustrados suponen el golpe de gracia a la concepción del mundo del Antiguo Régimen, y suponen el acta de nacimiento del Régimen Liberal o burgués.

Los ilustrados franceses atacan al sistema tradicional y al Antiguo Régimen, pretenden una modernización de todo y ponen la felicidad del hombre por encima de cualquier principio. Los reyes del XVIII adoptan muchas ideas de estos ilustrados (despotismo ilustrado), pero no todas, había muchas ideas que limitaban su poder, esas serán muy importantes para los revolucionarios. Veamos cuáles son esas ideas y cómo influyeron en la revolución.

Para Voltaire la Iglesia era una institución anacrónica y que coartaba la libertad del individuo, no es un ateo pero propone un nuevo tipo de religión más natural que reconozca la existencia de un Ser Supremo, pero que no esclavice al hombre, según él, así se lograría una sociedad más justa. Estas ideas fueron copiados por los revolucionarios, que eran, en general, anticlericales, llegándose a proponer un tipo de religión similar a la propugnada por Voltaire, y a elaborar un calendario que no tuviera que ver con el calendario tradicional (religioso). Los revolucionarios son anticlericales en gran medida porque la Iglesia es antirrevolucionaria y no quiere verse privada de sus privilegios.

Montesquieu va en contra de la monarquía absoluta y de origen divino, propugna una forma de gobierno parlamentario, como en Inglaterra, y, además, propone la división de poderes, es decir, que el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial se controlen mutuamente y no estén en las mismas manos (como en la monarquía absoluta). Propone, en definitiva, la monarquía parlamentaria, que supone la existencia de un Parlamento que hace leyes y el recorte de los poderes del rey. Esta será una de las ideas principales de los revolucionarios. En una etapa posterior la revolución llega incluso a prescindir del rey.

En línea con lo anterior estarán las ideas de Hobbes un inglés que estableció la idea del Contrato Social, según este autor el gobernante establece un contrato con sus gobernados con obligaciones por ambas partes, con esto vemos cómo nos estamos alejando de la monarquía de derecho divino.

Para Rousseau el hombre al vivir en sociedad se pervierte, reclama una sociedad más natural y va abiertamente en contra de la división estamental al exigir la igualdad fundamental entre todos los hombres, el contenido social de sus ideas tendrá un hondo calado en las ideas de los revolucionarios. Para algunos autores las ideas de Rousseau llegan a prefigurar la idea de pueblo como colectivo protagonista de la Historia. En línea con esta igualdad e influido por la Declaración de los derechos del hombre de Virginia (en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos) los revolucionarios franceses harán también una Declaración de los derechos del Hombre y del ciudadano.

A su vez las ideas de los ilustrados tuvieron una gran influencia en la economía y más aún en la forma de entender la economía. Las ideas de los ilustrados dieron lugar al liberalismo económico que exalta la libertad del individuo y la no intervención del Estado en la economía, concediendo a la burguesía el papel de clase dirigente de la sociedad. Todas estas ideas tendrán también su traducción en la Revolución Francesa.

 

 

Las causas sociales.

 

La división en estamentos de la sociedad del Antiguo Régimen se manifiesta como algo anacrónico, y más en una etapa de crisis económica aguda como la que se da en vísperas de la Revolución. La burguesía, basándose en las ideas de Rousseau está en contra de una sociedad tan desigual en la que una minoría está exenta de pagar impuestos y la inmensa mayoría tiene que tributar. Si a esto añadimos una terrible crisis económica (momento propicio para un agravamiento de las tensiones sociales) tendremos todos los ingredientes para comprender que el Tercer Estado aspire a vivir en pie de igualdad con la nobleza y el clero. Es la crisis económica y la idea de igualdad y lucha contra los privilegios lo que hace que a la burguesía se le una el pueblo llano en las ciudades y gran parte del campesinado en el campo. Las tensiones sociales, en definitiva generan un malestar social que será rentabilizado por la burguesía.

 

 

Causas económicas.

 

Son fundamentales, algunos autores han hecho de las causas económicas la clave para explicar el inicio de la revolución. Lo que sí se sabe es que en los años inmediatos a 1789 hay una crisis económica tremenda debido a sequías y otras catástrofes naturales, así, por ejemplo, Ernest Labrousse señala que en 1788 el trigo alcanza su precio más alto de todo el siglo, esto significa que en una sociedad preindustrial como la francesa un gran número de personas se acercara a los límites de la desnutrición y el hambre, y que en esa situación se arriesgara a movimientos revolucionarios. La subida de precios se da también en la ciudad y afecta a todos los productos.

En el campo podemos señalar un hecho de gran trascendencia, en el siglo XVIII los señores (nobles y clero) van a redoblar sus esfuerzos por recaudar impuestos del campesinado reinstaurando en algunos casos tributos ya olvidados, tratan con ello de sobreponerse a la crisis, pero la presión fiscal sobre el campesinado, que ya vive al  límite de la subsistencia, hace que el campesino se encuentre receptivo a la propagación de las ideas de los ilustrados que harán suyas los revolucionarios.

Pero quizá es más grave como detonante de la revolución la crisis financiera que sufre el Estado francés. Los gastos de la Corte y la ayuda a los Estados Unidos en la guerra de Independencia contra Gran Bretaña hace que se dispare el déficit y que la situación de las cuentas públicas sea casi de bancarrota; si a esto unimos que muchos campesinos no pueden pagar impuestos por la crisis económica (disminución de ingresos del Estado) comprenderemos la gravedad del momento. Ante este panorama, una serie de ministros de economía entre los que destacan Turgot, Necker, Calonne y Brienne, han recomendado al rey, para arreglar la situación, que la Iglesia y la nobleza paguen impuestos. La postura de los dos estamentos privilegiados es de abierta rebeldía, es lo que se conoce como revuelta de los privilegiados (para algunos la primera fase de la revolución), en su oposición arremeten contra la monarquía y contra el tercer estado.

Ante la imposible solución del problema el rey decide convocar los Estados Generales, que no se convocaban desde 1614, y ante los fracasos de éstos se producirá el estallido popular.

 

 

 

Causas políticas.

 

 

A finales del siglo XVIII Francia seguía anclada en lo político en el Antiguo Régimen, el rey gobernaba sin contar con nadie, seguía teniendo todo el poder político y justificando su poder a través de argumentos religiosos, evidentemente el sistema era anacrónico. Ante este sistema anquilosado hemos de señalar que la nobleza y la Iglesia (estamentos no productivos) se alejan de la monarquía porque ésta cuestiona su  privilegio de no pagar impuestos; el campesinado se ve sacudido por la crisis y la burguesía, aprovechando la situación aspira a imponer un nuevo modelo de sociedad, de economía y de gobierno de acuerdo con los principios de los ilustrados de los que ya hemos hablado.

El rey se encuentra solo y se puede decir que el Antiguo Régimen tenía sus días contados. Por si fuera poco Luis XVI es un rey indeciso y de carácter débil.

 

 

2. EL DESARROLLO DE LA REVOLUCIÓN

 

 

 

2.1. La reunión de los Estados Generales.

Ya veíamos la situación financiera tan desastrosa por la que pasaba el Estado francés, y vimos como la única solución era que la nobleza y el clero, estamentos privilegiados, pagarán impuestos de acuerdo con su riqueza. Éstos, lógicamente, se van a oponer y van a arremeter tanto contra el rey como contra los distintos ministros de hacienda de éste (revuelta de los privilegiados). La salida a esta situación, para los estamentos privilegiados, es lograr que el rey convoque una reunión de Estados Generales,  asamblea donde están representados los tres estamentos, y que éstos decidan.

 

Antes de la convocatoria hay algunos problemas que se tienen que solucionar:

1º) la forma de reunión, si se reunían los tres estamentos juntos o en salas separadas; 2ª) el número de representantes de cada estamento, si 1/3 para cada uno o el tercer estado contaría con la mitad; 3º) si el voto sería por estamento o por cabeza; y 4º) si alguno de los tres estamentos tendría derecho de veto.

En enero de 1789 se convocaban los Estados Generales, pero no se reunirían hasta mayo, entre tanto cada grupo social debía elaborar unos cuadernos de quejas (cahiers de doléances) en los que se recogiera el estado de opinión de los franceses. Ni que decir tiene que en los cuadernos de la nobleza y el clero éstos se aferran a sus privilegios y critican el absolutismo real. En los del tercer estado, redactados por la burguesía, se pedía la igualdad entre los tres estados, la libertad de expresión, de imprenta, de  reunión, abolición de los privilegios feudales sobre los campesinos... que se doblara el número de representantes y que el voto fuera por cabeza; el rey accedió a elevar el número de representantes del tercer estado, pero no al voto por cabeza, esto ocasionó la protesta de la burguesía y su radicalización con las ideas que Sieyés incluía en el folleto ¿Qué es el Tercer Estado?. En este folleto se decía que la burguesía debe luchar contra los otros dos estados y que ella era la depositaria de la voluntad popular al margen de los privilegiados.

 

 

 

Problemas durante la reunión.

La reunión de los Estados Generales se inició el 5 de mayo de 1789 en Versalles y durante todo el mes estuvieron discutiendo sobre normas de organización y funcionamiento.

El número de representantes de cada estamento estaba equilibrado y entre los dos privilegiados no superaban al número de representantes del tercer estado (clero 291, nobleza 270 y tercer estado 578). El día 10 de junio los diputados del tercer estado hicieron un llamamiento a la nobleza y al clero para que se reunieran juntos en las deliberaciones, se negó gran parte de la nobleza y menos de la mitad del clero. El 16 el diputado Sieyés propuso que el tercer estado se autodeclarase Asamblea Nacional, y  que fueran los depositarios de la soberanía. El 20 el rey clausura la sala de sesiones del tercer estado y a partir de entonces entramos de lleno en la revolución.

 

 

 

2.2. La Asamblea Contituyente (1ª etapa de la revolución.).

 

 

 

La revuelta institucional.

Tras la clausura de la sala de sesiones los diputados del tercer estado se reunieron en la Sala del Juego de Pelota, único local con dimensiones suficientemente grandes como para poder acoger a todos los diputados, en ese local los diputados juraron solemnemente no disolverse hasta lograr una Constitución para Francia. Días más tarde se unen el clero en masa y parte de la nobleza, temen que la evolución de los acontecimientos se les escape de las manos, el rey, incapaz de luchar contra esto, ordena al resto de los diputados que se unan a esta asamblea del tercer estado, el 9 de julio ésta pasó a denominarse Asamblea Constituyente.

 

 

La revuelta popular.

El motivo de la revuelta de las masas urbanas de París es tanto la penuria económica como la propaganda de las ideas de libertad, igualdad... de los burgueses. El pueblo toma la cárcel de la Bastilla, donde se encerraban a los que no podían pagar los  impuestos y es el símbolo del poder absoluto del rey. Las masas, organizadas por Marat,

Danton... formarán una milicia denominada Guardia Nacional de 48.000 hombres. Ante esta situación, el rey, presionado, repone a Necker y acepta las ideas de la Asamblea Constituyente.

En el campo los campesinos arremeten contra la nobleza, no saben exactamente lo que  pasa en París, pero su situación económica es dramática y reaccionan de manera brutal, es el primer paso para la supresión de los derechos de los señores.

 

 

 

La obra de la Asamblea Constituyente.

Ante la sublevación de los campesinos la Asamblea Constituyente reaccionó aprobando una serie de medidas que suponían la abolición de los privilegios señoriales y la supresión definitiva del feudalismo: abolición de todo tipo de privilegios, supresión de los impuestos a la Iglesia o a la nobleza... esto suponía el fin del feudalismo y del Antiguo Régimen en lo económico.

El 26 de agosto de 1789 se aprobó la Declaración de los derechos del hombre y del Ciudadano, aunque recoge influencias de la Declaración de los derechos del hombre de Virginia (escrita durante la guerra de Independencia de los Estados Unidos) esta declaración es más amplia, está más en consonancia con los ideales de la Ilustración.

En primer lugar garantiza los derechos individuales (libertad de expresión, de reunión, de asociación, igualdad ante la ley, libertad de religión...). En segundo lugar se recoge el derecho de propiedad, algo básico en una conciencia burguesa. También se reconoce que la soberanía reside en la Nación, es decir, que es la Nación la dueña y soberana de sus destinos, no el rey como hasta entonces, y la palabra nación adquiere un nuevo significado.

La imposición de las ideas burguesas supone la supresión de los privilegios de la nobleza y el clero y que el rey esté desprovisto de soberanía, es la liquidación del

Antiguo Régimen y su sustitución por un Régimen Liberal o burgués. Lógicamente el rey se opone en redondo a un recorte de sus poderes, pero ante la presión popular no tiene más remedio que ceder y verse obligado a vivir en París, en el palacio de las Tullerías, donde está más controlado por las masas, la Asamblea Nacional se reunía en el teatro de dicho palacio.

Para solucionar el problema fiscal Tayllerand, obispo de Autun pero convencido revolucionario, propuso la expropiación y venta de los bienes del clero, a cambio el Estado debía hacerse cargo de pagar un sueldo a los sacerdotes y de continuar la labor de beneficencia de éstos. El recorte de los privilegios del clero se complementó con la Constitución Civil del Clero del 12 de julio de 1790, en ella los religiosos se convertían en funcionarios públicos, eran elegidos por el pueblo, como todos los demás funcionarios, y no debían obediencia a Roma. Por supuesto no todo el clero estaba de acuerdo, los que juraron fidelidad al nuevo sistema se denominaron juramentados y los que se opusieron refractarios; como es lógico el Papa se opuso en redondo.

La Asamblea Constituyente puso en marcha una nueva ordenación territorial de Francia, se abandonó la división tradicional en provincias y regiones históricas que fueron sustituidas por 83 departamentos de más o menos las mismas dimensiones, el objetivo de esta medida era descentralizar el país pero en la práctica lo que hizo es centralizarlo más cuando lleguen los jacobinos al poder.

Desde el punto de vista económico se pusieron en marcha medidas basadas en el liberalismo económico, entre ellas prohibir las asociaciones de obreros. Como el Estado necesitó dinero puso en circulación unos bonos llamados asignados, el poder  convertirse en moneda, así como su excesiva emisión produjo una escalada inflacionista.

 

 

 

La Constitución de 1791.

El objetivo de esta etapa era redactar una constitución (por eso se llama constituyente), el resultado fue la Constitución de 1791, la primera que tuvo Francia.

Esta Constitución estaba basada en las ideas de la Ilustración, hablaba de soberanía nacional, división de poderes, la presencia en el legislativo (Asamblea) de los representantes de la Nación... El poder del rey quedaba muy mermado, no en vano se trataba de una monarquía parlamentaria. La soberanía del reino no recaía en su persona sino en la nación. Aunque tenía en sus manos el poder ejecutivo, nombra a los ministros, éstos eran responsables ante la Asamblea. El rey era más bien la cabeza de la Administración (una especie de jefe de los funcionarios) y jefe de los ejércitos, pero para declarar la guerra o la paz debía contar con la autorización de la Asamblea.

La Constitución de 1791 divide a los ciudadanos franceses en dos tipos, activos, si pagan impuestos y no son sirvientes domésticos, han hecho el juramento civil y pertenecen a la Guardia Nacional; y pasivos, si no cuentan con estos requisitos, la inmensa mayoría. Como podemos suponer los activos son una minoría y los que cuentan con derechos políticos, evidentemente son burgueses.

 

 

 

Principales grupos políticos de la revolución.

Todos los revolucionarios franceses no son iguales ni conciben la revolución de la misma manera, unos son monárquicos, otros republicanos, dentro de los republicanos unos son más moderados, otros más radicales... además, las ideas de cada grupo cambiarán a lo largo de la Revolución.

Dentro de la Asamblea Constituyente destacan los Constitucionales dirigidos por Mirabeau y Lafayette, son partidarios de la monarquía parlamentaria, representa a un grupo de aristócratas y de la alta burguesía.

Los girondinos son los más moderados de los republicanos (primero habían sido partidarios de la monarquía parlamentaria), se llaman así por proceder del departamento de La Gironda (zona de Burdeos). Representan a la alta burguesía comercial y por tanto son conservadores, defienden la propiedad y que la revolución no se tiene que hacer a cualquier precio, debe estar dentro de la ley. Dan importancia a las provincias en relación a París, no son, por tanto centralistas. También consideran que la revolución tiene que extenderse por Europa.

Los jacobinos o montañeses son los más exaltados y radicales, representan a la burguesía media y a las clases populares (sans culottes). Se llaman así porque tenían su sede en el antiguo convento de Saint-Jacques. Con respecto a la revolución piensan que se tiene que hacer a toda costa, sin pensar en los medios. Son centralistas, controlan el ayuntamiento de París y piensan que es desde París desde donde se tiene que hacer la revolución. Figuras importantes serán Danton y, sobre todo, Robespierre.

Más radicales que los jacobinos pero con menos representación serán los demócratas. Estos defienden el sufragio universal y no censitario (sólo votan los que tienen ingresos importantes). Piensan que la soberanía debe ser popular y no nacional.

Marat tendrá relación con ellos aunque prefiere la calle a la Asamblea.

 

 

 

2.3. La Asamblea Legislativa: Octubre de 1791-Agosto de 1792 (2ª etapa de la revolución).

Una vez acabada la misión de la Asamblea Constituyente, elaborar y aprobar la Constitución de 1791, ésta se disuelve y da paso a la Asamblea Legislativa, parlamento con diputados que tenían que funcionar ya según los principios de la Constitución. El rey jura la Constitución, no le queda más remedio, pero un intento de escapar excita los ánimos del pueblo. La nueva Asamblea cuenta con 745 diputados, que se repartirán entre todos los grupos políticos pero predominarán los constitucionales, los centristas, y en menor medida jacobinos y girondinos para los que todavía no ha llegado su hora.

La Asamblea duró un año y este año fue terrible desde el punto de vista económico, la cosecha de 1791 había sido desastrosa y la carestía de alimentos llevó al hambre y a la desesperación a muchas personas que ante la espectacular subida de los precios no podían comprar los alimentos. Desde el punto de vista político muchos enemigos de la revolución habían partido al exilio y conspiraban desde el exterior para acabar con el nuevo régimen, presionaban, además, para que Austria, lugar de nacimiento de la reina María Antonieta, declarase la guerra a la Francia revolucionaria y así reponer de nuevo a Luis XVI con todos los poderes absolutos.

Ante las provocaciones la Asamblea declaró en abril de 1792 la guerra a Austria, el espíritu patriótico y nacional sirvió de catalizador en la empresa común contra el enemigo (de esta época procede la canción de La Marsellesa). Las derrotas se sucedieron. El manifiesto del general de los ejércitos austríacos duque de Brunswick en el que se decía que si peligraba la vida de Luis XVI y su familia destruiría París caldeó todavía más los ánimos. El pueblo reaccionó con ira, acusó al rey de estar en connivencia con los austríacos (realmente la derrota francesa era la única esperanza que tenía para recuperar su poder absoluto) y se sublevó el día 10 de agosto. Las masas de

París, dirigidas por los sans-culottes ocuparon el ayuntamiento de París y presionaron a la Asamblea que aprobó la supresión de la monarquía y la disolución de la Asamblea que daría paso a una Convención.

 

 

 

2.4. La Convención: agosto de 1792-septiembre de 1795. (La 3ª etapa de la revolución).

 

Este periodo de tres años va a ser tremendamente agitado. La Convención se divide en tres etapas según el partido en el poder. La primera es la Convención Girondina, por estar el poder en manos de los moderados; la segunda etapa es la convención jacobina o montañesa por ser los jacobinos los que tienen el poder, es la etapa más radical y sangrienta de toda la revolución; por último los moderados se hacen de nuevo con el poder y tratan de consolidar lo logrado en la revolución pero alejados de los  radicalismos jacobinos de la etapa anterior. Finalmente, la aprobación de la constitución de 1795 hace que la Convención desaparezca y sea sustituida por un Directorio de cinco personas.

 

 

La Convención Girondina (septiembre de 1792-junio de 1793).

 

La Convención que sustituyó a la Asamblea Legislativa abrió sus sesiones el 20 de septiembre de 1792. Inmediatamente, el día 21, abolió la monarquía, y el 22 proclamó la República. Los tres grupos políticos más importantes que estaban representados en la Convención eran los girondinos, jacobinos o montañeses (por situarse en la parte alta de la sala de sesiones), y los hombres de la llanura o pantano (por situarse en la zona baja) que eran una masa heterogénea de diputados centristas. En el momento de la apertura de las sesiones la guerra contra los austríacos es favorable a Francia, esto animó a los girondinos que eran partidarios de exportar la revolución por Europa. El ahondamiento de la revolución se produjo cuando los revolucionarios decidieron la ejecución de Luis XVI el 21 de enero de 1793. Este hecho produjo que los demás países europeos se unieran a Austria en su guerra contra la Francia revolucionaria, lógicamente no estaban dispuestos a que el ejemplo francés se extendiera por sus reinos; se formó la Primera Coalición de países europeos contra Francia, Inglaterra sería la inspiradora.

En el interior de Francia la situación es caótica, había problemas de abastecimiento y el mantenimiento de la guerra contra media Europa exigía sacrificios inmensos, entre ellos la leva masiva de hombres en edad de luchar. En La Vendée, zona de mayoría católica y monárquica, la obligación de alistarse a 300.000 hombres produjo un estallido antirrevolucionario que fue aplastado de una manera sangrienta. En toda Francia crecieron las actividades de los contrarrevolucionarios, para ello la Convención creó varias instituciones que se encargaban de reprimir esos movimientos, normalmente de una manera sangrienta: el Comité General de Seguridad y el Comité de Salvación

Pública dirigido por Danton y que incluso tenía poder sobre la Convención. El poder de los girondinos se iba debilitando por el ataque continuo de los jacobinos (que pedían medidas más radicales) y de las masas de París (sans-culottes) que controlaban el ayuntamiento de la capital. El golpe de gracia llegó cuando sans-culottes y jacobinos se sublevaron contra la Convención y detuvieron el 2 de junio de 1793 a los principales líderes girondinos, acababa así la Convención Girondina y los jacobinos subían al poder.

 

 

La Convención Jacobina o Montañesa (junio de 1793-julio de 1794).

 

Una vez los jacobinos en el poder procedieron a la aprobación de medidas de carácter popular para contentar a las masas urbanas y rurales: supresión definitiva de los pocos derechos feudales que no habían sido suprimidos y establecimiento de un límite máximo para los precios de los productos de primera necesidad.

Pero la labor más importante fue la aprobación de la Constitución de 1793, que no llegó a entrar en vigor, se dijo que estaría vigente cuando acabara la guerra y los jacobinos fueron desalojados del poder antes. La Constitución se inicia con una

Declaración de los derechos del hombre y del Ciudadano más amplia que la de 1789.

También se incluye la soberanía popular (el conjunto de todos los ciudadanos o pueblo), que va más allá de la soberanía nacional (conjunto de elegidos para votar por sus ingresos), de toda la revolución es en esta etapa cuando se da lo más parecido a un régimen democrático.

A partir de septiembre de 1793 ante los retrocesos revolucionarios y la pérdida de algún territorio se inaugura la etapa del Terror, conjunto de medidas radicales para acabar con los contrarrevolucionarios y que suprimía también un gran número de libertades personales. La guillotina funcionó a pleno rendimiento y serían ejecutados todos los sospechosos de actuar contra la revolución, se calcula que sólo de marzo de 1793 a agosto de 1794 se elevó a 16.564 la cifra de ejecutados. Los arrestos eran arbitrarios, los detenidos llegaron casi al medio millón. Del conjunto de ejecutados predominaron campesinos y trabajadores urbanos, lo cual nos da a entender que también eran numerosos los enemigos de la revolución en los sectores populares. También se aprobaron leyes para fijar los precios de los artículos de primera necesidad así como los salarios.

Una curiosa medida de carácter radical, fue la descristianización de la sociedad, se elaboró una religión cívica con el Ser Supremo a la cabeza, recordemos que ya Voltaire había propuesto esto. Entre las medidas descristianizadoras más curiosas estuvo la  supresión del calendario gregoriano por uno de carácter revolucionario con 12 meses de 30 días y 5 días al final, los meses se denominaban según el tiempo meteorológico  dominante o las cosechas: vendimiario en octubre, brumario en noviembre (por las nieblas), ventoso a finales del invierno, termidor (por el calor) en julio-agosto... todos estos meses se dividían en décadas y al final de cada década había  un día de fiesta, había diez horas al día (que duraban 2 horas con 24 minutos de las antiguas). El inicio del calendario revolucionario se fijó en el 1792, año I para los revolucionarios. Estuvo vigente hasta que Napoleón lo abolió en 1806.

Dentro de los jacobinos había dos tendencias en lucha, los indulgentes, que estaban dirigidos por Danton y eran partidarios de acabar con el Terror y con las persecuciones religiosas; y los herbetistas que, dirigidos por Herbert, eran partidarios de tomar medidas todavía más radicales.

Pero en la práctica Robespierre era el que gobernaba y mantenía una férrea dictadura, él fue el que llevó a la guillotina a importantes líderes de su partido para eliminar la oposición interna a su gobierno; cuando a partir del 10 de junio de 1794 se aprobaron leyes más radicales contra los sospechosos y contrarrevolucionarios, cavó su propia tumba, los diputados moderados dieron un golpe el 9 termidor (27 de julio) y le llevaron a la guillotina a él, a Saint-Just y a veinte jacobinos más; los jacobinos eran perseguidos por sus excesos y su club clausurado, desaparecerían de la escena política.

 

La Convención Termodoriana.

Con el ascenso de la burguesía moderada al poder acababa la experiencia popular y democrática de la revolución, ahora los burgueses moderados, propietarios en su mayoría, decidieron frenar la revolución y consolidar sus triunfos. Para ello persiguieron a los partidarios del Terror y de medidas populares, es lo que se conoce como terror blanco (entre mayo y junio de 1795).

Desde el punto de vista económico procedieron a la eliminación del máximo en los precios, este hecho y una inflación galopante hizo que desde la izquierda las masas de París se sublevaran, era la última sublevación de los sans-culottes, serían borrados del escenario revolucionario. Desde la derecha tuvo que hacer frente a los intentos de los monárquicos por restaurar la monarquía.

En el terreno exterior la guerra le fue bien a Francia y España y Prusia firmaron la paz, la guerra continuaba sólo con Inglaterra y Austria.

En lo legislativo aprobaron la Constitución del año III (1795), era una constitución claramente burguesa y, por tanto, conservadora, alejada de los planteamientos de la de 1793. El poder ejecutivo descansaría en un Directorio de cinco miembros que sustituía a la Convención. El 23 de septiembre se inauguraba una nueva etapa (el Directorio) y se clausuraba otra (la Convención), la revolución se había frenado y la alta burguesía había consolidado su poder.

 

 

2.5. El Directorio: 1795-1799 (la 4ª etapa de la Rev.).

La nueva constitución de 1795 organizaba toda la vida política francesa, el poder estaría en manos de cinco directores (de ahí el nombre de Directorio) elegidos por las dos cámaras (el Consejo de los Quinientos y el Consejo de Ancianos). El sufragio era casi universal pero sólo podían votar a los electores, es decir, a gente con ingresos que eran los que votaban a los miembros de las dos cámaras, como podemos deducir la alta y media burguesía se aseguraban así el triunfo y el poder seguir gobernando. Sin embargo la base social sobre la que se asienta esta nueva forma de gobierno es muy estrecha, le falta apoyos populares, así va a tener que hacer frente a dos grandes enemigos. Por la derecha a los realistas que van a tener cada vez más poder, pretenden la restauración de los Borbones en la persona de Luis XVIII (Luis XVII hijo del guillotinado Luis XVI ha muerto en la cárcel), sin embargo sus ideas de restaurar los privilegios y el Antiguo Régimen hacen dudar a muchos, el sentimiento general es el de acabar con la  revolución. Por la izquierda las masas se sublevan ante las nuevas crisis económicas y la subida de los precios; es de destacar como curiosa la sublevación de los iguales, conspiración popular dirigida a conquistar el poder, su líder fue Babeuf, pretendían la abolición de la propiedad privada y la instauración de una sociedad de hombres iguales, no era el momento, fueron reprimidos y Babeuf, al que se considera un precedente del comunismo, guillotinado.

En 1797 tuvieron lugar las primeras elecciones auténticamente libres de la historia de Francia, los resultados fueron totalmente adversos para los gobernantes, en la mayoría del país ganaron los diputados monárquicos, el Gobierno reaccionó echando mano de los militares, Napoleón Bonaparte, un joven general que se había destacado por sus dotes y sus servicios a la revolución, dio un golpe de Estado y se anularon las elecciones. A partir de entonces el Directorio dependía del ejército.

En el panorama internacional la situación era favorable a Francia en 1797, se había incorporado Bélgica y movimientos populares de simpatía hacia la revolución se habían extendido por Suiza, orilla izquierda del Rin en Alemania y en varias zonas de Italia donde en el norte se fundó la República Cisalpina y en el sur (Nápoles) la República Partenopea; todos estos territorios acabaron gobernados por franceses o aliados de los franceses. Por el tratado de Campo Formio, Austria, derrotada por Napoleón, reconocía la ocupación francesa de Bélgica, anterior territorio austríaco, de la orilla izquierda del Rin y de la República Cisalpina en el norte de Italia. Año y medio después del tratado de Campo Formio y ante el ascenso fulgurante de la estrella de Napoleón y del expansionismo francés, se formó la Segunda Coalición de países europeos contra Francia dirigidos por Inglaterra, en esa coalición también estaban Austria y Rusia. En su guerra contra Inglaterra, Napoleón, decidió atacar a ésta en su punto débil, Egipto, base de las rutas hacia la India, así se produjeron una serie de victorias y derrotas para el ejército francés.

La dependencia del Directorio del ejército y de Napoleón en concreto (que tenía entonces unos treinta años) era evidente. El siguiente paso del joven general fue hacerse con el poder a través de una conspiración: el golpe de Estado de Brumario (9 de noviembre de 1799), el Directorio fue disuelto y se proclamó un gobierno llamado Consulado dirigido por tres cónsules: Ducos, Sieyés y Napoleón, de los cuáles Napoleón era el primer cónsul. El Directorio había acabado y Napoleón se abría paso hacia la consolidación de su poder personal, más tarde se proclamó cónsul vitalicio (1802) y emperador en 1804.

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